Los comuneros afirman que en junio pasado, “el chalano amenazó de muerte a don Trino y a Pedro Leyva, quien finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”.
Gloria Muñoz Ramírez / Desinformemonos
El 6 de diciembre, 18 integrantes del
Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad fueron interceptados por
un grupo armado al salir del poblado de Ostula, Michoacán. Fueron
amagados con armas largas y luego dejados en libertad, pero secuestraron
a don Trino, uno de los líderes de la comunidad, que los acompañaba.
Integrantes
de la caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad que
acudieron a una misión de observación a la comunidad de Ostula,
Michoacán, fueron bajados de su vehículo y amagados con armas largas por
un comando cuando salían de las tierras recuperadas de Xayakalan rumbo a
la cabecera de Ostula, donde se llevaría a cabo una consulta interna de
la comunidad para decidir si aceptaban o no entregar una parte de sus
tierras a los pequeños propietarios del municipio de Aquila. Los
secuestradores dejaron en libertad al grupo de 18 personas del
Movimiento, quienes se encuentran en buen estado, pero secuestraron a
don Trinidad de la Cruz Crisóforo, mejor conocido como don Trino o el Trompas,
uno de los principales líderes de la comunidad, encargado de la guardia
comunitaria desde que el pasado 29 de junio los nahuas recuperaron este
predio que durante 40 años estuvo invadido por supuestos pequeños
propietarios provenientes de la comunidad de La Placita.
Comuneros
de Xayakalan entrevistados telefónicamente informan que los integrantes
de la caravana fueron interceptados por un grupo armado coludido con el
crimen organizado y llevados al monte, los amenazaron y luego los
dejaron en libertad. Todos están a salvo, con excepción de don Trino,
cuyo paradero se desconoce.
Trinidad de la Cruz Crisóforo, usaba el apelativo de Trompas
por cuestiones de seguridad, ante las permanentes amenazas que tenía
por parte del crimen organizado y de los paramilitares. Es un hombre
mayor, nahua, “valiente y comprometido con su pueblo”, como lo definen
sus compañeros. En todas las entrevistas y pláticas informales que
sostuvimos con él, advirtió que esas tierras les pertenecían a los
comuneros de Ostula y que “solo muertos” los podrían sacar de ahí. Hoy
el Trompas está desaparecido y de su secuestro fueron testigos 18
personas del Movimiento por la Paz.
El pasado 14
de noviembre, informan los comuneros entrevistados, don Trino fue
“duramente golpeado, en presencia de la comunidad, con un arma R-15 por
Priciliano Corona Sánchez, alias Chalano, con la complicidad de Iturbide Alejo, alias Turbinas, y por Margarita Pérez, alias La Usurpadora, personas que habitan en Xayakalan y trabajan para el crimen organizado”.
Los comuneros, quienes se niegan a dar su nombre por temor a represalias, afirman que en junio pasado, “el Chalano amenazó de muerte a don Trino y a Pedro Leyva, quien finalmente fue asesinado el pasado 6 de octubre”.
En
ocasión del segundo aniversario de la recuperación de sus tierras, los
nahuas de Ostula denunciaron que “la guerra que actualmente vive nuestra
comunidad y que es un capítulo pequeño de la guerra que desgarra a la
Nación entera, la podemos contar en números: 26 comuneros muertos,
cuatro desaparecidos, decenas de viudas y huérfanos y cientos de
desplazados”. A esta cifra se suman el asesinato de Pedro y el secuestro
de don Trino.
Ostula: “De aquí nadie nos saca”
El
29 de junio del 2009 los nahuas de Ostula recuperaron más de mil
hectáreas de tierras, montes y playas “que durante más de 40 años
estuvieron en manos de pequeños propietarios de La Placita”. Desde ese
momento esas tierras llevan el nombre de Xayakalan.
“Pudimos recuperar nuestras tierras”, señaló el Trompas en entrevista concedida a Desinformémonos
en agosto pasado, “gracias a que todos le entramos a reorganizar
nuestra policía tradicional. Ahora de aquí no nos vamos, para eso
tenemos nuestra policía”, dijo.
A poco más de dos años de haber recuperado estas tierras, el Trompas aseguró: “Todos aquí seguimos puestos. Si el huracán Beatriz no nos sacó, menos el gobierno”.
La policía comunitaria de Ostula está conformada por cerca de 500 integrantes y su función, explica el Trompas
y otro grupo de comuneros, “es resguardar el perímetro de las tierras
en conflicto”. No están, insisten, “para enfrentar a la delincuencia
organizada ni para desarmar a nadie ni intervenir en otras cosas, sino
sólo para cuidar el territorio que nos pertenece”.
La
respuesta del gobierno a la organización “no ha sido buena”, insistió
don Trino, bajo los escombros de una palapa en Xayakalan. “El gobierno
no quiere que tengamos nuestra policía. No le gusta porque no la mandan
ellos, pero aquí siempre hemos sido autónomos. Exigimos el
reconocimiento de nuestra policía, pero si no llega de todas maneras
seguimos”.
Ostula es una de las tres comunidades
nahuas del litoral del Pacífico michoacano. Las otras dos son Pómaro y
Coire. Juntas poseen más de 200 mil hectáreas de territorio dentro de la
costa y los montes de la Sierra Madre del Sur hasta Guerrero y Oaxaca.
En las más de mil hectáreas de Xayakalan actualmente habitan unas 250
personas pertenecientes a 40 familias. Éste es el territorio vigilado.
Los
nahuas exigen el reconocimiento de sus tierras y de sus órganos de
autodefensa y hasta la fecha no hay nada. Mientras, mantienen la
posesión del paraje y la disposición de su policía para defenderlo.
Un
dato más es que la asamblea general decidió no participar en las
elecciones estatales de Michoacán, del pasado 13 de noviembre. “Los
partidos políticos cuando andan queriendo el puesto te platican bonito,
pero después ni te conocen. Todo está por demás con ellos y aquí no
entran”, señalan los entrevistados.
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