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Gerardo Peláez Ramos
No hay que engañarse. La CPI es un
instrumento de EEUU por lo que la demanda de juicio contra el hombre de
Washington en México va a dormir el sueño de los justos
Desde el martes 11 de octubre, en la Ciudad de México, algunos
abogados, periodistas, académicos, defensores de derechos humanos y
otros ciudadanos, expusieron las razones que el día 25 de noviembre
fueron presentadas en La Haya ante la Corte Penal Internacional para
denunciar a Felipe Calderón Hinojosa, a sus altos mandos militares y
civiles, así como a los capos de los narcotraficantes que atacan a la
sociedad mexicana, por crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Entre los firmantes que demandan juicio penal internacional en contra
de Felipe Calderón, Joaquín Guzmán Loera, Genaro García Luna, Guillermo
Galván Galván, Francisco Saynez Mendoza y otras autoridades civiles,
militares y narcotraficantes responsables de crímenes de guerra en
México, están muchas personalidades de la academia, artistas y
defensores de los derechos humanos, como José Rosario Marroquín, del
Centro Prodh; Manuel Fuentes, de la Asociación Nacional de Abogados
Democráticos; Julio Scherer Ibarra; Octavio Rodríguez Araujo, y Rafael
Barajas El Fisgón.
En el documento se señala que Felipe Calderón declaró el comienzo de
una “guerra” contra el narcotráfico, el 11 de diciembre de 2006, que ha
producido más de 40 mil muertos durante el segundo sexenio panista. Para
desarrollar esta política criminal ha utilizado las fuerzas policíacas,
el Ejército y Marina mexicanos. Solamente en 2010 este conflicto ha
causado más caídos que la guerra emprendida por Estados Unidos en
Afganistán y Pakistán y ha dejado alrededor de 120.000 desplazados.
No sobresale nuestra nación por sus avances democráticos, sino,
desafortunadamente, por la violencia irracional y la violación a los
derechos humanos. Por ello, destaca, junto con Afganistán y Somalia, por
el secuestro y asesinato de periodistas, a la vez que nuestro país es
el más peligroso del continente americano para los trabajadores de los
medios.
El Ejército encubre y deja impune la violación de mujeres cometida
por sus elementos al proceder en la búsqueda de integrantes de los
cárteles. La realización de ejecuciones extrajudiciales no es cosa rara.
Las fuerzas armadas manipulan las escenas del crimen y los cadáveres de
los presuntos mafiosos.
El gobierno ilegítimo agrede sistemáticamente a migrantes
centroamericanos que se dirigen a la Unión Americana. Es evidente que se
trata de una política del gobierno panista, concebida desde Washington.
En fechas recientes, nacionales de Centroamérica denunciaron que fueron
“vendidos” por agentes del Instituto Nacional de Migración a una banda
delicuencial para intimidar a otras pandillas del crimen organizado. Los
narcos decapitan a civiles y reclutan menores de 15 años de edad, que
ingresan al sicariato.
Proliferan los ataques a centros de rehabilitación en donde se
atiende a enfermos y adictos a las drogas, como los ocurridos el 26 de
junio de 2010 en Durango, el 5 de diciembre 2010 en dos centros en
Ciudad Juárez y el 10 de junio de 2010 en Chihuahua por mencionar sólo
ejemplos muy representativos.
La impunidad impera en la nación, por causa del conflicto impulsado
por Calderón. Los soldados, sicarios o los superiores que ordenan estos
crímenes y posteriormente encubren a los culpables, no son enjuiciados.
El Presidente de la República es intocable, y el Procurador General de
la República
Es falso que las familias estén fuera de la inseguridad que generan
las bandas delincuenciales. Al contrario, zonas enteras del país, entre
2006 y 2011, han pasado al control de los cárteles de la droga y el
crimen organizado. La inseguridad de las familias, en resumen, ha
aumentado en forma escandalosa. Calderón no trajo la seguridad, sino la
inseguridad. De ello dan razón las decenas de miles de muertos, los
miles de secuestrados y los 120 mil desplazados.
“2. Es convicción del Gobierno de México que sólo mediante el
cumplimiento de la ley se podrá acceder a la justicia y se alcanzará el
clima de seguridad que los ciudadanos reclaman. En coordinación con los
tres órdenes de gobierno y los Poderes de la Unión, se ha desplegado un
esfuerzo sin precedentes para fortalecer el Estado de Derecho y las
instituciones de seguridad y de justicia federales, estatales y
municipales, así como para cerrar espacios de impunidad a la
criminalidad, para que los delincuentes sean sometidos a la justicia y
sancionados por cada uno de sus crímenes”.
Miente el gobierno panista. El Estado de derecho está hecho pedazos
en nuestro país, lo cual se refleja en asesinatos impunes en ciudades,
pueblos y rancherías; rondines y retenes militares; estado de sitio de
facto en muchas regiones; torturas, acciones ilegales por los
enfrentamientos, y destrucción de gran parte de la legalidad alcanzada
por el país entre 1934 y 1980. El panismo en el poder ha significado y
significa una pesadilla sin nombre.
“3. El compromiso del Gobierno Federal con la protección de los
derechos humanos es indeclinable. A iniciativa de la presente
administración, en los últimos 5 años se ha logrado la mayor ampliación
de derechos fundamentales en México. La reforma constitucional de mayor
trascendencia es la que da rango constitucional a todos los tratados
internacionales ratificados por México en materia de Derechos Humanos.
En ella también se establece la obligación de todos los órdenes de
Gobierno de prevenir, investigar, castigar y reparar las violaciones a
estas garantías fundamentales; además de que fortalece la autonomía y
facultades de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
“A lo anterior, se suman las nuevas leyes de migración, de refugiados
y las reformas en materia de justicia penal, y la constitucional en
materia de Amparo. Todas ellas, promovidas por el Gobierno Federal,
representan avances cualitativos en derechos humanos y mayor certeza
jurídica frente a la autoridad”.
no es independiente del titular del poder ejecutivo. En
otras palabras, no se persigue a los altos funcionarios civiles y
militares, responsables de esta racha de crímenes. Existe, además, el
fuero militar. México, según la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, está violando estos derechos.
Los firmantes piden al Fiscal Luis Moreno-Ocampo, iniciar de oficio
una investigación sobre la base de la información que acompaña este
escrito, de conformidad con el Estatuto de Roma de la CPI.
Ante el documento citado, la Secretaría de Relaciones Exteriores
expidió el Comunicado 372, que argumenta: “1. El Gobierno Federal
rechaza categóricamente que la política de seguridad pueda constituir un
crimen internacional. Las acciones de la Estrategia Nacional de
Seguridad son desplegadas con pleno apego al Estado de Derecho, con el
fin de detener la actividad de las organizaciones criminales, llevar a
sus miembros ante la justicia y evitar la violencia e inseguridad que
generan. De no haber actuado con la contundencia mostrada desde el
inicio de la Administración, muchas familias en diversas comunidades del
país estarían a merced de los criminales”.
El señalamiento oficial es falso. Para llevar ante la justicia a
cualquier transgresor de la ley se requiere seguir un procedimiento que
incluye la averiguación previa, la orden de aprehensión, la detención y
presentación ante un juez, el juicio al presunto delincuente y la
condena o la puesta en libertad dependiendo de su culpabilidad o su
inocencia. En el caso de la llamada guerra de Calderón no hay nada de
esto. Para empezar, el Ejército y la Marina no pueden cumplir funciones
policiales porque no están capacitados para ello, la Constitución
General de la República lo prohíbe, y las tropas tienen como misión en
los conflictos bélicos liquidar a las fuerzas enemigas y conservar las
fuerzas propias, que es el principio número 1 de la guerra.
¿Derechos humanos en México? De hecho, con la militarización y la
criminalización de la protesta social el gobierno espurio de Calderón
niega los derechos humanos fundamentales como son la inviolabilidad del
hogar, la seguridad en las calles y carreteras, el respeto a la vida, la
presunción de inocencia de los individuos sometidos a juicio, la no
detención sin orden de aprehensión expedida por un juez, el respeto a
los cadáveres y su no utilización en tareas de intimidación, por señalar
algunos. Empero, si no fuera suficiente, las cárceles del país están
llenas de presos políticos y sociales.
En cuanto a los resultados de la guerra contra el narcotráfico hay
que señalar con claridad lo siguiente: a Estados Unidos siguen llegando,
puntualmente, las drogas que requiere el mercado gabacho; la
distribución de éstas se da a lo largo y lo ancho de la geografía
estadounidense; el número de drogadictos se mantiene estable; el lavado
de dinero proveniente del narcotráfico y el crimen organizado en los
bancos gringos sigue en mayor escala que antes; los jefes de jefes y
capos yanquis de la droga no son molestados en lo más mínimo por el
gobierno de Barack H. Obama, y la venta de armas a los criminales de
México y otros países vive uno de sus mejores momentos. Cabe
preguntarse, entonces, ¿cuáles son los objetivos de la multicitada
guerra?
La respuesta salta a la vista: para “legalizar” y justificar la
intervención norteamericana en México, Centroamérica, Colombia, Perú y
Bolivia, además de, obviamente, regular el mercado mundial de
estupefacientes, bajo la dirección del imperialismo estadunidense. Más
claro ni el agua.
En cuanto a México, ¿cuáles han sido las consecuencias de semejante
guerra de politiqueros de la ultraderecha? La pregunta tampoco es de
difícil solución: decenas de miles de muertos, 10 mil desaparecidos y
120 mil desplazados; control por el narcotráfico de mayores espacios del
territorio nacional; inseguridad creciente en todo el país; menor
destrucción de cargamentos de drogas que en el período de Vicente Fox;
aumento de la producción de mariguana, opio, heroína y anfetaminas;
amenazas casi diarias de los políticos genocidas y criminales de guerra
de EU; invasión silenciosa del país por parte de agencias de
inteligencia, militares, policías, mercenarios (“contratistas”) y demás
escoria belicista de allende el Bravo; descrédito internacional; daño
grave del tejido social; desindustrialización; crisis económica, y algo
que nadie debe olvidar, retroceso general frente a China, India, Brasil,
Rusia y Argentina. México, hoy día, es ejemplo mundial de lo que no
debe hacerse. A eso hemos llegado con un pésimo político que no debería
dirigir ni siquiera un municipio de más de un millón de habitantes, y
con un partido de proyanquis descarados.
Sin embargo, no hay que engañarse. La Corte Penal Internacional es un
instrumento del gobierno de EEUU y los poderes trasnacionales para
enjuiciar a sus enemigos y opositores. No tiene, en verdad, nada que ver
con la justicia y el derecho de gentes, por lo que la demanda de juicio
contra el hombre de Washington en México, el presidente espurio, de
seguro, va a dormir el sueño de los justos, es decir, no va a proceder.
Calderón, aparte del escándalo internacional, va a salir del problema
sin ser sometido a juicio. Así, un auténtico guerrerista no militar
tendrá que esperar algunos años para que la justicia mexicana le eche el
guante. De que en el futuro así será, nadie lo dude. Sólo basta que
Calderón se vea en el espejo de Perú, Argentina y otros países hermanos
de la Patria Grande, que empiezan a castigar a sus políticos del pasado
inmediato envueltos en graves crímenes contra sus pueblos y naciones. Al
tiempo.
* Este artículo está apoyado en SDP Noticias, Taringa!,
Contralínea, La Jornada y la Web de la Secretaría de Relaciones
Exteriores.
La Haine
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