Las abajo firmantes, trabajadoras sexuales por decisión, todas mayores de edad, con hijos que dependen económicamente de las ganancias de nuestro trabajo (sexual). Mujeres que no estamos obligadas a trabajar para un padrote o madrota. Trabajadoras que no pagamos cuota alguna a ningún proxeneta. Mujeres adultas que no estamos “protegidas” por ningún funcionario público y por ello no buscamos la impunidad de ningún delito, motivo por el cuál no necesitamos acercarnos a los programas del DIF y del Instituto Municipal de las Mujeres, para beneficiarnos con tratos especiales por parte del poder municipal o estatal.
Declaramos lo siguiente:
- Antes del Sexto Encuentro Nacional de la Red Mexicana de Trabajo Sexual, llevado a cabo en un hotel de Guadalajara, Jalisco, en julio del año 2003, la explotación de la prostitución infantil, era el pan de cada día. Sin embargo, la situación cambió al iniciar un diálogo constructivo entre las autoridades municipales del ayuntamiento, presidido por Emilio González Márquez, cuya policía municipal estaba a cargo de Luis Carlos Nájera. Una de las garantías que presentamos a las autoridades para seguir trabajando en paz, fue la certeza de que se trataba de mujeres adultas y que se iba a apoyar a las compañeras que estuvieran forzadas o que fueran menores de edad, para denunciar a sus explotadores y encarcelarlos. Esto provocó la deserción de muchos padrotes de nuestros lugares de trabajo, que se llevaron consigo a “sus mujeres”. Pese a ello, nos oponemos a llevar un registro de prostitutas, ya que dichos listados o padrones, sólo afianzan a la explotación de la prostitución ajena, como lo señalan diferentes convenciones internacionales sobre el tema. Para acreditar la mayoría de edad basta contar con la credencial de elector actualizada y nuestra acta de nacimiento respectiva.
- A partir de entonces, continuamos con la capacitación de trabajadoras sexuales como promotoras de salud, por parte de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez” en más de 25 puntos de encuentro de nuestras compañeras, con el apoyo de la doctora Patricia Campos, en ese entonces, Secretaría Técnica del COESIDA, Jalisco. La capacitación incluyó temas de salud sexual y reproductiva, como la negociación sexual del uso del condón con clientes y pareja y el combate a la explotación de la prostitución infantil y adulta. Más adelante, incluimos campañas de atención primaria a la salud sexual que incluyen pruebas de detección de VIH/Sida, papanicolaou, colposcopias, atención odontológica y psicológica, entre otros más, totalmente gratuitos. Sin embargo, nos oponemos al control sanitario forzado, porque dicha práctica es anticonstitucional y discriminatoria y genera una falsa seguridad entre quienes participan en dichos controles de salud. Además, el control sanitario obligatorio, no aporta elementos para la protección de la salud pública y en cambio reproduce la explotación de la prostitución ajena, como lo señalan diferentes convenciones internacionales sobre el tema. Para romper el círculo vicioso de la transmisión de infecciones sexuales, se requiere solamente el uso del condón.
- Hoy señalamos que la mayoría de nosotras fue engañada por padrotes que nos pusieron a trabajar entre los 15, 16 y 17 años, falsificando documentación para así aparentar que algunas compañeras tenían de 18 años en adelante. Sin embargo, señalamos que la mayoría de las compañeras que participamos en las diferentes luchas del año 2003, 2008 y 2010, ya no somos explotadas por ningún hombre ni pagamos cuotas de extorsión, a ninguna persona o institución de gobierno. Con los operativos policíacos, se reafirmó el hecho de que hay policías que “protegen” a compañeras de la vía pública como los señala la Recomendación 5 diagonal 2004, de la Comisión de Derechos Humanos de Jalisco, a cambio de una lana o de favores sexuales, lo cuál puede configurar el delito de lenocinio y hasta el de trata de personas con fines de explotación sexual. Si de verdad quieren disminuir el número de niñas y adolescentes prostituidas, deberían encarcelar a los padrotes de Puebla y Tlaxcala, que se han encargado durante mucho tiempo de enganchar ilusas para luego explotar la prostitución infantil o adulta, alimentando así a la industria sexual de “nuevas mercancías”, al alcance de todos los bolsillos.
- Nosotras, trabajadoras sexuales por elección voluntaria y por falta de oportunidades, no somos esclavas sexuales. Sin embargo, no negamos que dichas esclavas existan hoy en día en Guadalajara y en México, en general. Así mismo, reafirmamos que también existe la servidumbre sexual por deudas, y la explotación económica de nuestro trabajo, en la industria sexual tapatía. Igualmente, hay compañeras que son amenazadas con perder la patria potestad de sus hijos menores de 12 años, si no entregan las cuotas que sus explotadores económicos les exigen cada día. En este sentido el papel del DIF, es ayudar a nuestros padrotes y madrotas a que nos exploten, sino dejamos de “trabajar” y “aportar” dinero, fruto de nuestro trabajo (sexual). Es así como el Código Civil y el Código de Procedimientos Civiles del estado de Jalisco, promueve la trata de blancas con fines de explotación sexual. Al respecto, ninguna voz de ninguna organización que busque rescatar a menores de la calle de la prostitución, así como ninguna voz de ninguna organización feminista, católica o cristiana, se ha alzado para promover una reforma de los artículos de los códigos mencionados, que nos niegan la patria potestad por tratarse de prostitutas.
- Nosotras, jefas de familia, trabajadoras, esposas, hijas o vecinas de alguien más, nos oponemos a la explotación de la prostitución infantil y adulta y continuamos con nuestra campaña de movilización social contra la trata y la explotación sexual, económica y psicológica de la niñez. Como madres, no deseamos que nuestras hijas se dediquen a este oficio. Sin embargo, reconocemos que algunas adolescentes fueron iniciadas por madres sin escrúpulos y por otros familiares directos. Por ello, nos oponemos a la acusación velada de que nuestras hijas van a ser prostitutas porque nosotras lo somos actualmente. Las cosas no tienen porqué ser así y de hecho, nuestras hijas estudian para no tener que recurrir al sexo comercial para que puedan ganarse la vida. Por esta razón, la daremos continuidad a la campaña de movilización comunitaria contra la explotación de la prostitución infantil, en comunidad populares de Guadalajara y sus alrededores, entre otros estados de la república.
- Ratificamos por este medio la alerta roja en la que nos encontramos en toda la república, por la violación de derechos humanos que ha traído consigo la cruzada nacional contra el crimen organizado, y contra la trata de personas con fines de explotación sexual en el Distrito Federal, Jojutla, Orizaba, Puebla y Guadalajara, entre otras ciudades, por parte de funcionarios públicos de todos los partidos políticos con registro ante el IFE. No es suficiente limpiar las calles de nuestra presencia o criminalizar a nuestros clientes para que desaparezca la industria sexual. Mientras haya quien se pueda enriquecer con nuestro trabajo sexual y con la esclavitud de muchas otras mujeres, niñas y adolescentes, habrá mercado sexual para rato. Así mismo, mientras hayan hombres casados, habrá quienes le ofrezcamos placer, a cambio de dinero.
- Finalmente, ratificamos nuestro compromiso de no violar el “Reglamento de policía y buen gobierno de Guadalajara, Jalisco”; si las autoridades municipales cumplen con su palabra de no permitir la competencia desleal callejera y sancionan a quienes les den cuarto en detrimento de los acuerdos firmados el 27 de agosto de 2010 en la presidencia municipal. Estamos en la antesala de los Juegos Panamericanos del año 2011 y queremos que nuestra ciudad luzca y queremos trabajaren paz. Lo que no queremos es que nuestro trabajo sea el pretexto para violar nuestra dignidad.
“Contra el Sida, el silencio y la discriminación,
Contra la trata y la explotación de la prostitución infantil:
Organización, movilización y resistencia ciudadana”
Guadalajara Jalisco,
25 de agosto a 27 de octubre de 2010.
Año 2010: el año del miedo de la clase política mexicana.
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